RÍO DE JANEIRO/BRASILIA.- El Gobierno brasileño ordenó ayer el despliegue de 1.500 militares en la capital del país, Brasilia, después de que se registraran unas violentas protestas para exigir la dimisión del presidente, Michel Temer, que se saldaron con graves daños en varios edificios ministeriales. La protesta dejó 49 heridos y 7 detenidos.
“Esa manifestación era vista como pacífica, pero degeneró en violencia, vandalismo, falta de respeto y la agresión al patrimonio público”, dijo el ministro de Defensa, Raul Jungmann, después de que manifestantes prendiesen fuego y vandalizasen las sedes ministeriales.
Las llamas alcanzaron el Ministerio de Agricultura y varios grupos de personas atacaron las sedes de Cultura, Planeamiento y Medio Ambiente, en multitudinarias protestas contra el mandatario por el último escándalo de corrupción que sacude al país.
Según cifras de la Policía, unas 35.000 personas participaron en las movilizaciones convocadas por sindicatos y movimientos sociales y políticos, portando pancartas con la consigna “Fora Temer” (“Fuera Temer”).
Los violentos disturbios pusieron en estado de excepción a la Explanada de los Ministerios. El Ministerio de Cultura, donde los manifestantes destruyeron objetos y documentos tras irrumpir en el edificio, fue uno de los más afectados, según Globo News TV.
Las imágenes también mostraban edificios gubernamentales con cristales rotos y barricadas humeantes, y a agentes de la Policía disparando gases lacrimógenos y balas de goma, y enfrentándose a golpes con manifestantes. Al menos una persona resultó herida por un disparo, señaló Globo News. Varios ministerios ya habían sido evacuados.
El Presidente considera “inaceptable el caos, inaceptable el descontrol”, dijo Jungmann al explicar la inusual medida de urgencia desde el Palacio de Planalto. Los agentes de la Policía se apostaron delante del Congreso, así como de la sede del Gobierno, para evitar el avance de grupos de enardecidos manifestantes.
Las protestas se dirigían también contra la reforma para flexibilizar las leyes laborales que impulsa el Gobierno, desde antes que estallara el actual escándalo de corrupción en torno a Temer.
Después de controlar el fuego, las fuerzas de seguridad empezaron a dispersar a los manifestantes. En el Congreso fue necesario suspender temporalmente una sesión debido a disputas y empujones, entre parlamentarios opositores y aliados del Presidente.
El país vive una situación de tensión permanente por la grave crisis política. Por la tarde hubo disturbios en Río de Janeiro, en protestas contra una medida del Gobierno regional para aumentar la contribución al sistema de pensiones de los empleados públicos. Las tropas -1.300 efectivos del Ejército y 200 hombres de la Marina-, se quedarán en Brasilia hasta el 31 de mayo, informó el ministerio de Defensa.
Resistencia
Temer afronta la peor crisis de su Gobierno desde que llegó al poder hace apenas un año, por la suspensión y posterior destitución de su predecesora Dilma Rousseff. El escándalo se generó cuando se dio a conocer una denuncia del empresario Joesley Batista contra él, que incluye una grabación de una charla entre ambos en la que Temer parece avalar el pago de sobornos.
Batista, dueño del gigante del sector cárnico JBS e investigado él mismo por corrupción, grabó a Temer a escondidas como parte de su cooperación con la Justicia (”delación premiada”). El Tribunal Supremo autorizó investigaciones contra Temer por obstrucción a la Justicia y corrupción pasiva en base a la denuncia.
El Presidente se niega a dimitir. La crisis, sin embargo, tiene prácticamente paralizado a su Gobierno, que impulsa un programa de reformas económicas en el Congreso. Varios aliados parlamentarios de Temer ya se preparan para la posible salida del líder conservador, según medios brasileños. La opinión pública ya baraja nombres para un posible sucesor, que tendría que ser elegido en el plazo de 30 días en una votación en el Legislativo.
Una posible salida a la crisis es que el Supremo Tribunal Electoral anule la fórmula que llevó a Temer al poder como vicepresidente de Rousseff (elecciones 2014), por acusaciones de que la campaña recibió financiación ilegal de la constructora Odebrecht, implicada en varios escándalos de corrupción. La denuncia contra la candidatura Rousseff-Temer es antigua, pero un fallo contra Temer parece más viable tras el escándalo, señalaba el diario “O’Globo”. El comienzo del juicio se prevé para el 6 de junio. (DPA)